domingo, 11 de diciembre de 2011

Hoy he visto...

Drive
¿Por qué tendemos a sobrevalorar estas películas?


Un conductor especializado en cine de acción, que también utiliza sus habilidades al volante ofreciendo sus servicios como conductor en atracos, se verá envuelto en una turbia historia al ayudar a su vecina.


Mucho se venía hablando de esta película, así que no pude evitar sufrir el hype y apresurarme a ver por qué tanto revuelo.  Un protagonista de moda (Ryan Gosling), unos secundarios (en un momento dulce), provenientes de aclamadas series de televisión, como Bryan Cranston, Christina Hendricks o Ron Perlman, y el respaldo de premios de prestigio como el de mejor director en el pasado Festival de Cannes. Todo parece indicar que estamos ante La Película Indie del año.


Drive cuenta con una estética y atmosfera muy cuidada que evocan al Miami Vice de los 80, hasta tal punto que hasta parece tomar sus títulos de crédito. Hace alarde de un prometedor y espectacular prólogo, y de algunas escenas impactantes y fantásticamente rodadas.



Sin embargo todo se queda en un mero espejismo, pues descubrimos una historia más propia de videojuego, vacía y harto predecible, en la que nos muestran un planísimo papel principal que ya hemos visto demasiadas veces, y es que uno acaba aburrido de la aparente calma que precede la tempestad, el director nos aburre hasta la saciedad insistiendo en mostrarnos la frialdad y oculta ternura de su protagonista, un auténtico empacho de miradas de cordero degollado, de tipo que esconde un oscuro pasado, y que como no será enternecido y redimido por la desvalida chica con hijo adorable, y problemático marido.




La película parece mucho más preocupada en orquestar bellas escenas, casi todas ralentizadas con ritmos Pop, que en profundizar en su historia o en sus personajes. Todo esto es aderezado con toques de sangrienta y gratuita violencia, que lejos de aportar, dejan de manifiesto que el director debe recurrir a ellas para provocar una mínima reacción en el espectador, pues la narrativa carece de fuerza o demasiado interés.


También asistimos a algunos, no demasiado importantes, pero si molestos, fallos de Racord, con guantes que aparecen y desaparecen, y coches que quedan intactos tras sufrir aparatosas colisiones.




En definitiva, una película ideal para inundar internet de gifs molones e imágenes con atractivos filtros vintage, que aunque tampoco merece arder en la hoguera  precisamente por contar con algún destello de brillantez, sí que estará desgraciadamente sobrevalorada por esta gran epidemia gafapasta que nos invade, que automáticamente la calificará de Obra Maestra o futura cinta de culto.


Valoración: 6/10


Ahí va un trailer (que prácticamente desmenuza la película):


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